Colombia…¿Un país que se resiste a leer?

Imaginemos por un momento este paisaje: una lancha deslizándose por los ríos del Chocó mientras en su interior, entre mochilas y libros plastificados, viaja la palabra escrita. No es ficción. Es Flecho, la Fiesta de la Lectura y la Escritura que recorre el Pacífico colombiano llevando letras donde los libros escasean, pero las ganas de aprender sobran.
Así empieza este viaje por la lectura en Colombia, donde las cifras oficiales conviven con bibliotecas que flotan, niños que escriben en cuadernos prestados y jóvenes que hoy también leen… pero desde la pantalla del celular.

¿Cuánto lee Colombia realmente?

Según el estudio “Hábitos de lectura, asistencia a bibliotecas y compra de libros” (2023) de la Cámara Colombiana del Libro, el 72% de los colombianos afirma leer, ya sea en formato físico o digital. Aunque la cifra es prometedora, al desmenuzarla por departamentos encontramos contrastes profundos: Antioquia y el Eje Cafetero lideran con más del 85% de lectores, mientras regiones como San Andrés presentan una lectura extracurricular en apenas un 8,7% entre los niños.

En Bogotá, el 77% lee, y una buena parte lo hace en digital: en PDF, Wattpad, artículos de redes o incluso hilos de Twitter convertidos en microcuentos. La lectura no ha muerto, se ha mutado. A veces, sin darnos cuenta, estamos leyendo incluso más que antes, solo que ya no siempre en papel.

Pantalla vs Papel: ¿una pelea o una evolución?

Hace 20 años, leer era sinónimo de libros en físico, estantes pesados y olor a páginas nuevas. Hoy, el 43% de los jóvenes entre 18 y 30 años prefiere leer en digital, según el mismo informe. La razón no es solo moda: es acceso. Es más fácil tener mil libros en un celular que uno solo bajo el brazo en una vereda remota. Pero aquí no hay un enemigo claro. La lectura digital no compite, se adapta. En muchos casos, es la única opción. Las bibliotecas públicas se han digitalizado parcialmente, nacen clubes de lectura por WhatsApp, y autores jóvenes comparten novelas en redes sociales mientras sueñan con ser publicados.

Concursos, ferias y batallas por la palabra

A pesar de las brechas, la pasión por la lectura se siente viva en cada feria y concurso. Flecho en el Chocó se ha vuelto símbolo de resistencia. En Cartagena, jóvenes participan del Proyecto Mandarache, donde ellos son jurado, críticos y defensores de la literatura. Este año, incluso cruzó el océano para aterrizar en la FILBo 2025.

En la era de los reels y los filtros, estas iniciativas nos recuerdan que hay espacio para la palabra lenta, para el análisis, para el debate lector.

Leer en medio del conflicto y la conexión

La lectura en Colombia también es un acto político y profundamente humano. En Arauca, una pareja lleva libros a las zonas más golpeadas por el conflicto. En Bogotá, en la cárcel del Buen Pastor, mujeres privadas de la libertad se sumergen en talleres de lectura para escribir sus propias vidas.

¿Y en lo digital? Jóvenes que antes no leían hoy consumen poesía en TikTok, cuentos en Instagram y ensayos en Substack. La curaduría algorítmica moldea lo que vemos, pero también ha dado visibilidad a autores antes invisibles. ¿Qué dicen los libros y las pantallas de nosotros? Colombia no es un país de una sola historia, y eso también se nota en cómo leemos. Hay quienes solo leen la Biblia. Otros que escuchan audiolibros camino al trabajo. Hay quienes guardan los libros bajo llave, como tesoros heredados. Y quienes descubren el placer de leer gracias a un meme literario.

Lo que está pasando con la lectura en Colombia es profundamente simbólico. No es que la gente no quiera leer. Es que a veces, entre la pobreza, la violencia, la desigualdad y la falta de políticas públicas reales, el libro termina siendo un lujo. Pero cuando llega, transforma. Lo he visto en cada historia que hemos contado: la profe que arma una biblioteca con cajas de cartón, el preso que se enamora de la poesía en medio de la cárcel, el niño que descubre que puede soñar porque leyó “El Principito”. Pienso que Colombia no es un país sin lectores, sino un país lleno de lectores en potencia, lectores ocultos, lectores que aún no tienen su primer libro, pero que cuando lo encuentren… ¡ufff! Se prenden como fuego. Y también creo que los datos —aunque necesarios— no alcanzan a contar toda la historia. Por eso temas como este blog, importan tanto. Porque no solo muestran cifras, sino que le ponen rostro, alma y territorio a lo que está pasando.

Fuentes y referencias

Cámara Colombiana del Libro (2023). Estudio de hábitos de lectura, asistencia a bibliotecas y compra de libros en Colombia. https://camlibro.com.co

Semana (2024). Este es el departamento donde menos leen los niños en Colombia. https://www.semana.com/economia/articulo/este-es-el-departamento-donde-menos-leen-los-ninos-en-colombia-es-tambien-uno-de-los-mas-turisticos/202429/

El País América Colombia (2025). Flecho, la fiesta de la lectura y la escritura que simboliza la resistencia del Chocó. https://elpais.com/america-colombia/2025-03-06

El País América Futura (2025). Libros en tierra de guerra: la pareja que desafía el conflicto armado para llevar lectura a Arauca. https://elpais.com/america-futura/2025-05-06

El País América Colombia (2025). La vida entre rejas de las lectoras del Buen Pastor. https://elpais.com/america-colombia/2025-03-25

Cadena SER (2024). Los premios Mandarache celebran su 20 aniversario en Cartagena. https://cadenaser.com/murcia/2024/10/09

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